Ha sido un cumpleaños realmente extraño, en un día de mucho trabajo, que parece normal pero no lo es, bajo esta pandemia que coloca a la muerte como amenaza y certeza en el horizonte y que oscurece el futuro con la sombra de la crisis. Pero que al tiempo, trae renovación, retos, esperanza de cambio, nuevas oportunidades.
Mi cumpleaños también me trajo un curso nocturno -en lugar de fiesta- para celebrar aprendiendo. Que a toda edad, más cuando se cumple (es decir, se envejece) la vida trae sorpresas. Que estamos para aprender todos los días.
Los aniversarios son momentos para hacer balances, de celebrar la vida, de encontrarse con los amigos. Sin embargo, éste llegó casi sin ser deseado, en un momento de desánimo y de hastío por el encierro. Pero a medida que el día fue avanzando, las llamadas y mensajes cargaron mi día de una nueva energía.
Ahora tengo una nueva vitalidad, gracias a todos estos amorosos regalos que me confirman que la vida, esta inesperada vuelta de hoja que encontramos a cada paso, nos sorprende con el reto de seguir confiando, creando, amando.
Una confianza que nace en vernos en el otro, ese espejo que nos confirma que no estamos solos.
Felicidades Aliana!!! Me encantana tus cronicas. Te recuerdo con Cariño Un abrazote
ResponderEliminarDeanna
Felicidades Aliana!!! Me encantan tus crónicas. Te recuerdo con Cariño Un abrazote
ResponderEliminarDeanna
:)
ResponderEliminar