domingo, 9 de agosto de 2020

Futuro: un hoy con mañana

Estuve hablando con mi hija Mariana sobre el futuro.

El futuro aquí es posible. Quizás esa es una de las diferencias más importantes con Venezuela.

Tanto Pedro como Mariana al poco de llegar a México pudieron ser independientes. Ambos trabajan, rentan sus casas y pagan sus servicios, hacen mercado. Se sostienen por sí mismos. Algo impensable si siguieran en Caracas.

Pueden además pensar en futuro: hay múltiples opciones de crecimiento y desarrollo, formas de ampliar sus horizontes, posibilidades.

Es justo lo que perdimos en nuestro país. Hace menos de 30 años era posible conjurar nuestros deseos en ese verbo. Estudiando en la universidad, incluso antes de ejercer profesionalmente como periodista, pude mudarme a mi propio espacio y ser independiente. Y el futuro existía.

Más allá del tema práctico: que aquello que te pagan por trabajar alcance para rentar un espacio, comprar comida, vivir, e incluso, que exista la posibilidad de soñar con comprar una vivienda, el tema del futuro tiene que ver con crecer. Y para crecer, el país debe ser un territorio incluyente, en el que todos tengamos cabida, y en el que al imaginarnos siendo parte, pensemos en la posibilidad de construir, contribuir, aportar. Si no somos parte, sino aportamos, no sumamos al futuro y no nos pertenece. 

Creo que uno de los motivos que me hizo migrar fue pensarme sin futuro. Y ese sentimiento de no-futuro, (que anula la esperanza, las ganas de vivir, el impulso vital para seguir adelante) había sido sustituido por la básica necesidad de sobrevivir. Era la fuerza que me hacía despertarme por las mañanas: averiguar donde comprar comida, dónde conseguir gasolina, cómo resolver el problema del efectivo, dónde encontrar una batería. Tras resolver estos asuntos prácticos, cuando llegaba la noche, quedaba el vacío. Un espacio oscuro de desolación.  

Aún en medio de la incertidumbre que es mi vida de migrante, en la que mi futuro es tan frágil que puede desbaratarse en un tris, me da energía saber que al llegar la noche puedo pensar que al despertar, puedo pensar que haré un curso de inglés, en redactar una historia, en construir relaciones que pueden concretarse en proyectos. Y si en algún momento superamos la pandemia, podemos pensar en recuperar el espacio público, ir al parque, a la playa, compartir con amigos. 

El futuro, es un hoy con mañana.


4 comentarios:

  1. Excelente reflexión sobre el tiempo que realmente somos: el futuro contínuo. Me gusta tu futuro.

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  2. Gracias! si.. la posibilidad de poder soñar

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  3. El migrar nos hace grandes, fuertes, pero sobre todo, nos acerca a lo impensable...a el sin fin de desconocidas oportunidades. Bella reflexión.

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